Trastornos del Lenguaje Oral

El proceso de adquisición del lenguaje es un proceso ininterrumpido, pero en el que podemos distinguir una serie de etapas generales en cuanto a la aparición del lenguaje en distintos ambientes lingüísticos.
Estas etapas se deben a que el niño dispone ya de las condiciones psicofísicas favorables, de una maduración neurológica y de autonomía motora. Estas etapas son las siguientes:
- Formas de comunicación no verbal con los adultos ( se trata del lenguaje ligado al proceso de socialización del niño: comunicación a través de gestos, expresiones faciales, sonrisas...).
- Periodo prelingüístico.
- Fase lingüística.
Progresivamente el bebé irá respondiendo al habla de los adultos de una forma más definida. Volverá la cabeza cuando oiga hablar, buscará con la mirada a la persona que está hablando, etc.
Es en estos momentos cuando la figura de apego desempeña un papel muy importante en la comunicación y el desarrollo cognitivo del niño.
Cuando el niño reacciona ante la voz humana, atiende selectivamente a los estímulos..., es cuando aparece la comunicación afectiva con el adulto.
El periodo lingüístico se inicia con el llanto (el cual es más un reflejo que un acto comunicativo) a través del cual el niño hace uso de su aparato fonador.
En las primeras 12 semanas aparecen las primeras vocalizaciones y empieza a responder a los gestos y a las palabras de los adultos con sonrisas.
Al final del segundo mes aparece un tipo de vocalizaciones más específicas. La función de estos aspectos es la de explorar las posibilidades del mecanismo bucal, aprender a controlar el mecanismo de producción en una transición que va desde el balbuceo a una aproximación de la palabra.
En estas producciones el niño encuentra placer, lo cual va a ir construyendo la pragmática del lenguaje, es decir, el uso del lenguaje como vehículo para la comunicación afectiva. Todavía en este periodo no tiene una articulación precisa y no se ajusta a los sonidos de la lengua.
Hacia los 6 meses se desarrolla el lenguaje (emiten sonidos vocálicos y consonánticos más diferenciados dentro de emisiones de una sílaba, y repiten una serie de patrones = etapa del balbuceo).
La entonación, las inflexiones de voz, el ritmo... toman la forma de la lengua materna, la cual empieza a influir en su actividad vocal. Emite patrones de entonación ascendente y descendente, los cuales constituyen el primer intento de expresar secuencias afirmativas y llamadas de atención ascendentes. Así mismo, los enunciados empiezan a reflejar énfasis y emociones.
El balbuceo entrena en la articulación del lenguaje y sirve para comunicarse y adaptarse al medio. Para los bebés el balbuceo es fuente de placer, diversión y juego (disfruta emitiendo estas producciones y escuchándose).

Hacia los 10-12 meses aparecen las primeras palabras (son breves enunciados de una sola palabra interpretables dentro de un contexto situacional).
En la fase holofrástica los niños imitan las palabras que han escuchado en los adultos (todavía tienen una riqueza de vocabulario restringida).
Hacia la mitad del primer año el niño cuenta ya con un vocabulario de unas 20 palabras. Los niños asocian ya una palabra a determinados objetos y/o acontecimientos distintos de una forma libre.
Hay que considerar cómo usan los niños las palabras, es decir, si le dan el valor de pregunta, si designan la palabra en presencia del objeto, si esas palabras describen un acto..., en fin, determinar la amplitud semántica atribuida por el niño a cada vocablo.
La comprensión del lenguaje irá evolucionando rápidamente.
A partir de los 18 meses imitan espontáneamente frases de 2 palabras con una sintaxis propia (enunciados de estilo telegráfico). Las palabras que utilizan están cargadas de contenido semántico, lo cual les permite transmitir información de una forma económica. El contexto situacional suele evitar la ambigüedad de las palabras utilizadas por los niños.
A los 20 meses, el vocabulario del niño está formado por unas 100 palabras, 300 a los 2 años y 1.000 a los 3. Esto nos permite darnos cuenta de la explosión lingüística que se produce en tan poco tiempo.
A los 24-30 meses ya comprende todo lo que se le dice y empieza a preguntar por el nombre de las cosas para dominar el lenguaje (empieza a utilizarlo como instrumento de comunicación).
A los 3 años utiliza un estilo comunicativo telegráfico y enunciados de más de 2 palabras que son inteligibles para el adulto. Esto nos indica que el cerebro de los niños ya está maduro, lo cual es un prerrequisito esencial en el desarrollo del lenguaje junto con el de la lateralización).
La cultura, la inserción en un grupo social concreto, el contexto, etc, de terminan la conducta lingüística de los niños, a lo cual hay que añadir su propia maduración.
Es importante tener en cuenta que hemos hablado de una regularidad en la aparición y desarrollo del lenguaje, pero a su vez, hay que tener en cuenta las diferencias individuales que se producen entre los niños, con lo que nos podemos encontrar con retrasos leves madurativos o con retrasos provocados por la influencia ambiental.
Lo normal es que hacia los 4 años el lenguaje del niño ya esté bien establecido.

• ALTERACIONES DE LA VOZ
La voz es un comportamiento ligado a la personalidad del sujeto que nos indica características muy diversas sobre un individuo. Guarda una estrecha relación con estados emocionales y con patologías psíquicas, así sujetos con problemas psicológicos presentan alteraciones de la voz.
La emisión de la voz es un acto voluntario, es el soporte físico básico de la palabra que actúa como vehículo de comunicación.
La voz es aire sonorizado, sonido que es poco audible, pero que es modificado en las cavidades de resonancia por los diferentes órganos (lengua, labios, velo del paladar y dientes).
Cuando alguna de estas condiciones falla o es insuficiente se producen disfonías, variables según la edad y la resistencia del individuo, pudiendo aparecer desde una ronquera pasajera hasta una alteración laríngea grave.
Las alteraciones de la voz pueden darse en cualquiera de sus cualidades, ya sea en la intensidad, tono, duración y timbre.
Estas alteraciones son muy frecuentes en la edad escolar (en la mitad de los niños desde los 5-6 años hasta la pubertad, y la mayoría en el sexo masculino).
Algunas pueden aparecer en los primeros meses de vida y en otros casos pueden aparecer de una forma más tardía.
Así, nos podemos encontrar con que los niños atraviesan por periodos afónicos (caracterizados por pinchazos y sequedad de garganta) provocados por gritos o llantos excesivos, juegos ruidosos, frecuentes resfriados..., todo lo cual da lugar a alteraciones temporales de la voz (si el niño no se recupera posteriormente pueden llegar a hacerse crónicas).
La laringe de los niños es más estrecha y más flexible que la de los adultos, y además está situada en una posición más elevada, a lo cual hay que añadir que la parte superior de la laringe y la tráquea en los niños tiene forma de chimenea. Esto hace que la laringe de los niños sea más propensa a los factores negativos que inciden en ella. Es un órgano en desarrollo que sufre los desajustes propios de la evolución, con lo cual hay más riesgo que en los adultos. También hay que destacar que hay laringes más frágiles que otras.
Para solucionar estos problemas existe la educación vocal, la cual permite desarrollar un buen uso de la voz para hablar sin esfuerzo, riesgo y con una mayor calidad.

Etiología:
Las alteraciones de la voz pueden ser de origen orgánico, físico, psíquico y ambiental. Entre estas, podemos distinguir.
- Enfermedades del aparato respiratorio: laringitis y bronquitis crónicas, asma, vegetaciones, sinusitis, amigdalitis, todo lo cual da lugar a ronqueras y a repliegues vocales.
- Malformaciones laríngeas.
- Intervenciones quirúrgicas y manipulaciones terapéuticas: es el caso de los niños que siguen nasalizando después de haber sido intervenidos de vegetaciones o de las amígdalas, traqueotomía, extirpaciones de nódulos o pólipos.
- Traumatismo laríngeo: es el caso de los niños que gritan sin parar.
- Mal uso respiratorio y vocal.
- Traumatismos: sustos, accidentes, abandonos, etc.
- Características comportamentales: niños hiperactivos, coléricos, caracteriales, tímidos, inhibidos, hipotónicos (tienen una voz débil y ronca).
- Ambiente familiar y social: es el caso de las familias que gritan mucho, competiciones deportivas, recreos, juegos...
- Alteraciones de la audición.

Clasificación.
Un uso inadecuado de la voz va a originar una lesión, o puede ser una lesión la que de lugar a una alteración de la voz.
- Aspecto cuantitativo:
1. Afonía: consiste en la pérdida total de la voz.
2. Disfonía: es la alteración de la voz en sus cualidades debidas a trastornos orgánicos o a una mala utilización de la voz. La disfonía es un trastorno momentáneo o duradero de la función vocal considerado como tal por la propia persona o por su entorno. Las disfonías tienen un carácter funcional cuando la alteración de la voz no es debida a ninguna lesión orgánica, sino a alguna circunstancia (emocional, social...) que facilite el mal uso del aparato fonador. También se puede deber a un mal uso de los sistemas musculares voluntarios que se utilizan en la respiración, en la fonación y en la resonancia. Estas dificultades se manifiestan mediante una excesiva tensión en las cuerdas vocales (disfonía hipercinética) o por una insuficiente tensión muscular que dificulta el cierre total de las cuerdas vocales (disfonía hipocinética). Las primeras son propias de las personas que fuerzan la voz y gritan constantemente. En el segundo caso, las causas son debidas a pequeñas lesiones (pólipos, nódulos...) que exigen al sujeto un sobreesfuerzo durante la emisión de la voz.
Entre las disfonías de tipo orgánico, producidas por lesiones en los órganos de la fonación, se señalan, por su frecuencia, la laringitis aguda y la laringitis crónica (las cuales son una afectación inflamatoria de la laringe que viene condicionada principalmente por factores constitucionales y por factores ambientales irritativos como frío, humo, plovo..., más que por gérmenes o virus). También podemos hablar de disfonías orgánicas de carácter traumático por quemaduras, intervenciones quirúrgicas, etc.
- Topográfica:
1. Laringofonías: son disfonías localizadas en la laringe como mala impostación (la voz no está colocada en los tonos que le corresponden según las propias características físicas), ronquera vocal (voz muy fuerte, sin timbre, demasiado grave), laringitis funcional y fonastenia (cansancio vocal o fatiga por hipertrofia adenoidea, amigdalas hipertroficas, sinusitis, mala emisión vocal = voz débil, poco profunda y sin timbre).
2. Rinofonías abiertas o cerradas (alteraciones de la resonancia, nasalización de la fonación): en las rinofonías abiertas el aire se escapa por la nariz por una fisura palatina o hipotonía del velo del paladar (lo cual da lugar a rinolalias abiertas y los fonemas orales sordos se nasalizan, y en los sonoros hay un exceso de resonancia nasal).
En las rinofonías cerradas se produce una obstrucción nasal por vegetaciones, tumores o pólipos nasales que impiden el paso del aire en fonemas nasales y el uso de las cavidades nasales en la resonancia de los fonemas sonoros orales, lo que origina rinolalias cerradas.
También nos podemos encontrar con:
- Trastornos de resonancia: aparecen por una nasalidad excesiva (voz gangosa) o reducida (nariz taponada).
- Trastornos de fonación: se manifiesta por anormalidades en el tono e intensidad de la voz y en una gama de efectos de susurro, brusquedad y ronquera que se denomina, como ya hemos visto, disfonía.

• ALTERACIONES EN LA FLUIDEZ VERBAL: DISFEMIA
Se trata de una alteración funcional de la comunicación verbal sin que haya anomalías en los órganos de fonación. Podemos definirla como un trastorno en la fluidez del habla que se caracteriza por repeticiones o bloqueos espasmódicos que afectan la ritmo del lenguaje y a la melodía del discurso.
Cerca de un 1% de la población padece este trastorno.
Podemos destacar una serie de fases en su desarrollo:
- Tartamudeo inicial: aparece alrededor de los 3 años (justo cuando el lenguaje del niño se está estructurando) en el periodo evolutivo del lenguaje y se manifiestan en sus producciones verbales detenciones, cortes verbales, repeticiones silábicas... estas manifestaciones disfémicas deben ser consideradas normales en el periodo de desarrollo del lenguaje en el cual se encuentra el niño. Este tipo de disfemia desaparece con la edad.
- Tartamudeo episódico: a partir de los 5 años el niño puede articular todos los fonemas, con lo cual se encuentra en el periodo de construcción gramatical y de preparación para la lectoescritura. El alejamiento temporal de la familia, el hecho de tener que compartir con los iguales, las exigencias escolares... pueden favorecer la aparición de este fenómeno. Una simple orientación a los padres y profesores en este periodo es suficiente para evitar las situaciones de angustia que se originan a nivel familiar.
- Tartamudez: hacia los 10 años puede aparecer este trastorno como consecuencia de una emoción brusca o de una experiencia traumática. Aparecen movimientos desordenados en la respiración, de las cuerdas vocales, vacilaciones, detenciones inoportunas...

Síntomas:
Los síntomas característicos de la disfemia son el bloqueo espasmódico y las repeticiones, las cuales se acompañan de:
- Manifestaciones lingüísticas: repeticiones de sonidos y sílabas, repetición de palabras monosilábicas, palabras fragmentadas, bloqueos, uso de muletillas verbales, perífrasis y lenguaje redundante, alteraciones sintácticas, frases incompletas, abuso de los sinónimos, discurso incoherente, circunloquios para sustituir palabras problemáticas, desorganización entre el pensamiento y el lenguaje...
- Manifestaciones conductuales: mutismo e inhibición temporales, retraimiento y logofobia (miedo a hablar en voz alta), reacciones de angustia y ansiedad, conductas de evitación de las situaciones comunicativas, reacciones anormales, inmadurez afectiva...
- Manifestaciones corporales y respiratorias: sincinesias corporales, tics, espasmos y rigidez facial, hipertensión muscular, alteraciones fonorrespiratorias funcionales...
La evolución de estos síntomas es distinta en cada persona, por lo tanto, es difícil que podamos encontrarnos con dos tartamudos iguales.
En los tartamudos observamos una cantidad anormal de repeticiones de sílabas, palabras o frases, obstrucciones del flujo del aire por la incapacidad de la persona para darse cuenta de la tensión que ha producido al prepararse para articular un sonido, este fenómeno se denomina bloqueo y los sonidos individuales afectados se llaman bloques.
También son evidentes las prolongaciones anormales de segmentos de sonidos, la acentuación extraña de las palabras y la entonación anormal que dan lugar a un habla entrecortada, a una respiración anormal, palabras interminadas...

Etiología:
Hoy en día todavía no se conocen las causas de la disfemia, pero parece ser que se debe a la existencia de un conjunto de factores que van a contribuir a su aparición y que se asocian de formas distintas y entre los que uno predomina sobre los demás.
La disfemia presenta una etiología multifactorial. Las posibles causas desencadenantes de la disfemia son:
1. Herencia: no es considerada como una variable desencadenante, pero estos factores genéticos pueden influir sobre otros.
2. Sexo: el porcentaje de varones afectados de tartamudez es superior al de mujeres (75% de varones).
3. Trastornos de la lateralización: parece que existe una relación entre la tartamudez y la zurdera.
4. Trastornos neurológicos.
5. Trastornos en la estructuración temporoespacial: cualquier disfunción en la adquisición de la dominancia y de la motricidad que conducen a la organización del espacio y cualquier alteración temporal que afectara la ritmo podrían considerarse causas para el tartamudeo.
6. Alteraciones lingüísticas: la mayoría de los niños con retrasos del lenguaje no tartamudean, pero parece que la mayoría de los niños tartamudos han tenido dificultades en la estructuración sintáctica, la adquisición semántica y las primeras articulaciones de los fonemas. Independientemente de que la disfemia influya sobre el aprendizaje lingüístico del niño, no afecta a su competencia lingüística, sino a su actuación como hablante, con lo que la disfemia no es siempre una consecuencia de una mala organización del lenguaje interior.
7. Alteraciones psicológicas: factores psicológicos desfavorables pueden ser la única causa del tartamudeo. La personalidad del niño disfémico tomará distintas formas que repercutirán más o menos negativamente en su habla en función de su propio equilibrio emocional y afectivo y de los comportamientos de los demás hacia su forma de hablar.

Clasificación:
- Disfemia clónica: se caracteriza por la repetición convulsiva de una sílaba o grupo de sílabas durante la emisión de la frase.
- Disfemia tónica: se caracteriza por la interrupción total del habla, produciéndose al final una salida repentina de la emisión.
- Disfemia mixta.

• EL NIÑO QUE NO HABLA
Con este apartado nos referimos a los niños que no hablan por una ausencia del lenguaje en la edad a la que el resto de los niños hablan normalmente, sin que se adviertan alteraciones mentales, sensoriales, motrices y relacionales.
El límite entre el retraso fisiológico y la mudez patológica está entre los 18 meses y los 2 años.
Las características de este retraso del lenguaje son las siguientes:
- Aparición de las primeras palabras después de los 2 años.
- La unión de palabras comienza después de los 3 años.
- Vocabulario muy reducido con 4 años.
- Desarrollo comunicativo del gesto y de la música.
- Uso de frases sencillas, palabras yuxtapuestas sin empleo de nexos, rellenando los espacios vacíos con sonidos indescifrables, que dan la sensación de frases largas.
- Lenguaje telegráfico.
- Vocabulario limitado.
- Falta de interés comunicativo.
- Comprensión del lenguaje superior a la expresión.
- Personalidad tímida, sensibilidad, susceptibilidad, inseguridad...

Etiología:
Las causa por la que un niño puede no hablar son las siguientes:
1. Sobreprotección familiar: si el niño no necesita hablar por que sus padres se lo dan todo antes de que lo pida no desarrollará su lenguaje, al igual que si cualquier sonido que emite es comprendido automáticamente por sus padres.
2. Falta de estimulación lingüística: en situaciones de deprivación lingüística no se estimula la expresión de los niños, nadie gratifica sus primeras conductas verbales. Es el caso de los niños abandonados, aislados, hijos de padres sordos o deficientes...
3. Exigencias de los padres.
4. Trastorno familiar: divorcio, muertes en la familia, etc.
5. Bilingüísmo mal integrado.
6. Déficit lingüístico hereditario, sobre todo en la memoria auditiva.
7. Incapacidad comunicativa específica, inhibición motora, trastornos instrumentales...

Clasificación:
- Retraso puro del habla: se refiere a la falta de maduración en las habilidades motoras del habla. Es una alteración fonética, sería el conjunto de todas las dislalias evolutivas y/o funcionales.
- Retraso simple del lenguaje.
- Mutismo total: es la desaparición total del lenguaje repentina o progresivamente, provocado por un fuerte choque afectivo, por una enfermedad laríngea...
- Mutismo electivo: sólo aparece ante ciertas personas o en determinadas situaciones. Suele aparecer a los 3 años y con más frecuencia, a los 6.
- Mutismo neurótico: es aquel que persiste más allá de los 6 años.
- Mutismo psicótico: se da entre los 3 y los 6 años, se parece al autismo y puede ser ocasionado por un incidente febril o por una separación temporal de su medio. Si se da entre los 6 años y la pubertad se trata de un problema de tipo psiquiátrico = incapacidad de relación con los demás.

• AFASIA
La afasia infantil es igual que la de los adultos, pero tiene mejor pronóstico.
Toda afasia es adquirida, se trata de la pérdida del lenguaje que el niño ya se tenía adquirido, y puede ser producida por un trauma, por un tumor, por una malformación o por una inflamación en niños que ya tenían adquirido el lenguaje total o parcialmente.
Antes de los 3 años perderán el lenguaje oral y de los 3 a los 5 años y de los 6 a los 10 perderán el lenguaje oral y el escrito.

Características:
La afasia puede aparecer bruscamente (por ejemplo en el caso de los niños que se despiertan del coma) o puede ir perdiendo el lenguaje poco a poco (como en el caso de personas que tienen un tumor que está creciendo), por un aneurisma o por una inflamación como una meningitis.
Va a haber una pérdida de la capacidad de comunicación (también por medio de gestos). La comprensión suele estar conservada.
Las personas que padecen esta afectación no pueden evocar lo que quieren decir ni por escrito ni por hablado.
Se caracteriza por la aparición tardía de las primeras palabras y de la combinación de estas, con una afectación profunda y duradera del desarrollo lingüístico; presenta una evolución lenta, con alteración del componente expresivo y comprensivo; tiene un carácter persistente, de pronóstico incierto y evolución variable; la comprensión está alterada, la expresión siempre está más afectada que la comprensión y la adquisición del sistema fonológico es muy lenta, al igual que el desarrollo sintáctico y es frecuente la disnomia (dificultas para la evocación de las palabras).
Puede no haber trastornos del habla (anartrias, disartrias o mala pronunciación), el vocabulario es reducido y con una sintaxis anormal. La lectoescritura también está afectada.

Clasificación:
Podemos distinguir:
- Afasia congénita: se refiere a la no aparición del lenguaje en niños que, a priori, no presentan otros síndromes (sordera, autismo, oligofrenia profunda...). Puede estar más afectada la comprensión que la expresión o ambos aspectos por igual (sordera verbal). Se da en sujetos de inteligencia normal y sin trastornos sensoriomotores mayores.
- Afasia adquirida o infantil: es la que tiene lugar una vez que el lenguaje ya ha sido adquirido total o parcialmente. Es un “trastorno del lenguaje consecutivo a una afectación objetiva del sistema nervioso central y producido en un sujeto que ya ha adquirido un cierto nivel de comprensión y de expresión verbal”. Las afasias infantiles se sitúan entre los 2 y los 15 años, siendo las edades centrales entre los 5 y los 10 años. Aparece después de los 2 o 3 años hasta los 10 o 15. Las causas de su aparición pueden ser lesiones difusas en el Sistema Nervioso Central y lesiones focales (traumatismos, tumores, infecciones, crisis epilépticas...). La afasia adquirida no es frecuente en la infancia, ya que la afasia del adulto aparece de una forma más lenta que la afasia infantil y su recuperación no va a ser completa. La afasia infantil suele ser predominantemente motora, significándose el mutismo y la reducción del lenguaje espontáneo. Si se adquiere (por traumatismo, infección, etc) antes de los 3 o 4 años es unilateral y tiene poca repercusión clínica al no haberse producido todavía la lateralización definitiva de las funciones del lenguaje. La afasia infantil se presenta con relativa frecuencia en casos de lesiones derechas y sigue la fórmula general de reducción (con fase de mutismo inicial) con escasez de parafasias y ausencia de logorrea, con una recuperación generalmente rápida y completa. Tales alteraciones del lenguaje aparecen en lesiones derechas solamente en niños pequeños
Los sujetos con retrasos graves y moderados del lenguaje suelen presentar otra serie de rasgos comunes no lingüísticos como son:
- Déficits importantes en memoria secuencial.
- Alteraciones temporoespaciales.
- Trastornos perceptivos y de atención.
- Atención dispersa y motivación débil.
- Déficits en la integración acústica y fonética.
- Trastornos en el ritmo.
- Trastornos psicomotrices.
- Dificultades socioemocionales.
- Dificultades en el juego simbólico.
- Alteraciones en la atención e hiperactividad.

• DISFASIA
Es un trastorno específico de la adquisición y desarrollo del lenguaje, y en la expresión y/o recepción del habla, de causa desconocida, pero que impide la adquisición y desarrollo del lenguaje interior.
El término “disfasia infantil” se aplica a los niños que, por alguna razón, han fracasado totalmente en el desarrollo del lenguaje, o que lo han hecho solo parcialmente o bien se han desviado del curso normal del mismo. Las alteraciones en el desarrollo lingüístico no pueden ser atribuidas a otras patologías como por ejemplo la sordera, el retraso mental, graves problemas de personalidad...
Los niños que tienen este trastorno tienen un aspecto físico normal, al igual que una conducta normal, pero conforme van creciendo su conducta se va volviendo más inadaptada.
Estos niños no sustituyen la falta del lenguaje con gestos. Empiezan a hablar entre los 3 y los 7 años.
En el lenguaje normalmente utilizan jergas, las cuales les cuesta mucho superar.
La sintaxis se caracteriza por ser muy deficiente, lo cual se manifiesta en un lenguaje poco estructurado, también les cuesta expresar sus pensamientos y se expresan valiéndose de cosas concretas que estén a su alcance.
La mejora del lenguaje es un proceso muy lento y cuando mejoran su lenguaje, este presenta dislalias.
Su capacidad para la música, las pruebas neuronales y la memoria son normales, al igual que lo es la autonomía en cuanto a los hábitos (vestirse, controlar esfínteres...).
El pronóstico para este trastorno es malo porque es muy difícil que las personas lleguen a comprender: pueden leer de forma mecánica, pero se expresan literalmente, no buscan el empleo de sinónimos, no son capaces de llegar al pensamiento abstracto, no pueden ni resumir ni generalizar, lo cual va a reducir sus futuros aprendizajes y va a dar lugar a una disminución progresiva del CI.
En el trastorno disfásico la integración auditiva está alterada (los sonidos, las frases o secuencias), pero oyen.
La comprensión es aproximativa, no tienen lenguaje abstracto y no sintetizan. La comprensión del lenguaje es por aproximación, no es exacto (se da dentro de un contexto), no son capaces de hacer resúmenes y el contenido de su expresión es muy reducido (su vocabulario es reducido, utilizan “cacharro” sin decir la palabra exacta, son palabras generalizadoras).
La expresión a los 7 u 8 años corresponde al lenguaje propio de un niño de 3-4 años. Cometen errores sintácticos (cambian el masculino por el femenino), sus frases son cortas (tipo telegráfico) y simples, nos enuncian las cosas (no las narran).
Van a presentar dislexias y trastornos del lenguaje, y a la larga van a manifestar trastornos afectivos por el fracaso escolar que se va a producir (son niños nerviosos e inadaptados) .